En el clásico artículo de James. E. Alcock, que se publicó en el Skeptical Inquirer en 1995, The belief engine (La máquina de creencias), el autor escribió: “Nuestros cerebros y sistemas nerviosos constituyen una máquina generadora de creencias, un sistema que evolucionó, no para asegurar la verdad, la lógica y la razón, sino la supervivencia”.
Ahora amplió sus tesis en un libro, Belief: What It Means to Believe and Why Our Convictions Are So Compelling (Creencia: qué significa creer y por qué nuestras convicciones son tan persuasivas). Es mucho más que un libro sobre creencias. En el prólogo, Ray Hyman dice que sería un libro de texto ideal para un curso que dé un panorama integrado de todas las áreas de la psicología. Dice que todo psicólogo o estudiante de psicología debería leerlo. Es un sobresaliente logro de erudición. Sus 638 páginas incluyen unas 70 de referencias. Abarca todo, desde los últimos descubrimientos en neurociencia hasta un catálogo de muchas de las creencias cuestionables que sostiene la gente y por qué lo hace.
Alcock es la persona ideal para escribir un libro como este. Tiene una licenciatura en física y un doctorado en psicología y ha estado enseñando esta última disciplina en la Universidad de York desde 1973. Es uno de los fundadores del Comité para la Investigación Escéptica (CSI, antes llamado CSICOP), es miembro del CSI, y de su Consejo Ejecutivo. También ha ganado varios premios por su trabajo en psicología y escepticismo. Ha escrito extensamente sobre psicología social y psicología de las creencias. Es psicólogo clínico y también aficionado al ilusionismo. Tiene estatura en ambos sentidos de la palabra (si recuerdo correctamente, mide aproximadamente 1,95 metros).
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El poder de la creencia
Las creencias guían todos nuestros pensamientos y conductas, desde lavarnos los dientes hasta votar por un determinado partido político. Tienen poder sobre la vida y la muerte: hay gente que murió voluntariamente por sus creencias, y una persona se suicida en un atentado terrorista cada cuarenta segundos.
Alcock elucida los distintos factores que contribuyen al terrorismo suicida. Y trata de explicar por qué algunas creencias son tan poderosas que se hacen impermeables a la razón y la evidencia.
No hay nada fundamentalmente diferente acerca de la naturaleza de las creencias que consideramos racionales y las que consideramos irracionales. No elegimos nuestras creencias; se generan y se mantienen a través de procesos automáticos que ocurren en nuestros cerebros. Alcock explica cuáles son dichos procesos automáticos: percibir, recordar, sentir y pensar. Y muestra cómo esos procesos pueden apartarse de la realidad.
El cerebro usa el ingreso sensorial para construir esquemas que no necesariamente representan el mundo apropiadamente. Pierde información. Crea ilusiones visuales. La atención es selectiva: pensamos que somos conscientes de todo lo que hay en nuestro entorno, pero no es así. Vemos cosas (pareidolias) y escuchamos cosas (palabras aparentes en el ruido aleatorio) que no están realmente allí. A veces confundimos las imágenes mentales con la realidad exterior. De manera que necesitamos ser cautelosos cuando nos basamos en una creencia dependiendo completamente de lo que nos dicen nuestros sentidos.
La investigación reciente ha revelado lo poco confiable que es nuestra memoria, incluso cuando nos sentimos seguros de que recordamos correctamente. Los recuerdos se reconstruyen cada vez que recordamos algo. Los experimentos han demostrado cuán fácilmente se pueden implantar y elaborar los recuerdos. Las influencias contaminantes pueden distorsionar nuestros recuerdos de varias maneras. Los recuerdos “recuperados” bajo hipnosis son confabulaciones. El testimonio de un testigo ocular resulta muy poco confiable; los errores debidos a fallas de la memoria han llevado a condenas falsas y han arruinado vidas. Está claro que los recuerdos no deberían ser tratados como fundamentos sólidos respecto de nuestras creencias.
Alcock explica cómo aprendemos a través de nuestra propia experiencia, de observar a otros, de lo que nos enseñaron y de lo que leímos. Muchas creencias se consolidan en la infancia: los niños absorben nueva información como una esponja. Alcock aborda el condicionamiento clásico, el condicionamiento operante, el reforzamiento, el condicionamiento supersticioso y el poder de las coincidencias. Muestra que debemos confiar en otras personas respecto de la mayor parte de la información que recibimos de otros y analiza en quién decidimos confiar. Nos indica cómo las creencias influyen en las emociones y éstas en las creencias. La creencia en remedios mágicos puede paliar la desesperación cuando la medicina científica no puede proporcionarnos una cura. Aprender de los otros significa que debemos confiar en su exactitud, veracidad y honestidad, lo cual nos lleva al error y la manipulación. Debemos usar nuestras habilidades para pensar críticamente para poder separar los hechos de las ficciones.
El proceso de pensar
Alcock explica los dos tipos de pensamiento: el Sistema 1 (experiencial, intuitivo) y el Sistema 2 (racional). El Sistema 1 involucra las intuiciones y las reglas cruciales que son una necesidad práctica para dar una respuesta rápida y las necesidades de la vida cotidiana. Sin embargo, nuestras intuiciones están sujetas a muchos sesgos, que incluyen la disponibilidad, la simulación, y la representación heurísticas, la ilusión de introspección y la tendencia a la confirmación. Analiza las corazonadas o intuiciones descontroladas, la falacia del jugador, las confusiones respecto de la probabilidad y la estadística, la necesidad de observar las tasas de referencia para determinar qué es anómalo o qué no lo es, etc. El Sistema 2 —el procesamiento racional— puede llevarnos a cometer errores de lógica, sesgos en las creencias, razonamiento por extrapolación y razonamiento entimemático (razonar a partir de una premisa no explícita que uno da por sobreentendida). La lógica no nos llega naturalmente; puede ser derrotada por la emoción y la intuición y manchada por varios errores y sesgos. Es importante recordar que incluso el pensamiento racional puede ser falible.
Alcock también se concentra en cómo se forman las creencias, cómo algunas creencias resisten el cambio mientras que otras se someten a informaciones contradictorias, y cómo las creencias motivan a la gente para lograr objetivos difíciles, llegando al extremo de morir por ellos. Todos tenemos creencias equivocadas que parecen razonables como cualquiera otra. Automáticamente creemos en la información nueva; solo después la examinamos para ver si es verdad. El verdadero conocimiento se debe basar en la evidencia, pero no podemos verificar personalmente muchas de nuestras creencias más importantes, así que debemos confiar en los dictámenes de las autoridades.
Antes de que cambien las acciones y convicciones de la gente, deben cambiar sus creencias. Hay muchas creencias que están tan arraigadas, que resisten la más poderosaevidencia que esté en su contra. Alcock aborda los engaños
colectivos, las teorías conspirativas y pánicos morales como el que lleva a falsas acusaciones de abusos en rituales satánicos. Enumera los factores que hacen que las creencias no cambien, las formas en que la gente racionaliza la nueva evidencia, y cómo la disconfirmación puede de hecho reforzar las creencias. Y analiza cómo algunas veces incluso las creencias más extremas pueden cambian con la conversión. Alcock habla sobre la persuasión, las reglas primordiales de Hitler para lograr una propaganda exitosa, la manipulación psicológica, el lavado de cerebros, los interrogatorios, las noticias falsas, las declaraciones falsas y las posverdades, o verdades emotivas. Describe algunas de las sugestiones que hay en la literatura psicológica para que la gente cambie sus creencias. El libro analiza la tendencia a ser influenciado, el Efecto Barnum, las lecturas en frío, los impostores, artistas fraudulentos, los engaños, los esquemas de Ponzi (operaciones fraudulentas de inversión), las estafas referidas a los emails nigerianos, la detección de mentiras y el auto-engaño. Pone énfasis en que todos podemos ser engañados. Somos lábiles para detectar las mentiras y fallamos cuando debemos reconocer cuándo nos hemos auto-engañado.
Alcock explica cómo las creencias acerca de nuestros cuerpos, nuestras mentes y nuestro bienestar a veces se alejan significativamente de la realidad. El autor menciona varias ilusiones tales como miembros fantasmas, la ilusión de la mano de goma, los mapas del cuerpo, la creencia del “fantasma en la máquina”, el misterio de la consciencia, los mecanismos del inconsciente y los efectos ideomotores (radiestesia, tablas Ouija, etc.). Recientes investigaciones has desmostrado que nuestras acciones están determinadas inconscientemente antes de darnos cuenta de que hemos decidido actuar.
El cerebro puede engañarnos con experiencias extraordinarias que no podemos distinguir de la realidad externa, a menudo acompañada de emociones fuertes y efectos duraderos. Alcock analiza las experiencias trascendentales, las alucinaciones, las experiencias fuera del cuerpo, la meditación, hipnosis, sueños y la parálisis del sueño. Puede haber pademientos (síntomas subjetivos) sin que haya enfermedad (fisiopatología). Puede que las creencias sobre nuestro estado de salud no reflejen el estado de salud real, pero pueden contribuir a ello. ¿El estrés es nocivo? La creencia de que el estrés es malo puede resultar dañina para nuestra salud. Alcock examina los informes posiblemente no confiables de gente que tiene miedo a morir como consecuencia de hechizos o maldiciones, o padece el síndrome de ataques cardíacos falsos, etc. Analiza la histeria, la histeria masiva, la hipocondría, gente que está sana pero se cree enferma y los cuestionables diagnósticos mentales, que incluyen la múltiple sensibilidad química y la hipersensibilidad electromagnética.
La creencia y la curación
Sentirse mejor luego de un tratamiento no significa necesariamente que realmente estamos mejor. La sugestión es poderosa, y los rituales de sanación son persuasivos. Así, menciona el “magnetismo animal” de Anton Mesmer, el efecto placebo, las cirugías fraudulentas, las respuestas aprendidas, los efectos de las expectativas, el condicionamiento, el aprendizaje social y los placebos teológicos. Dice Alcock que hay tres tipos de curación: natural (el cuerpo se cura a sí mismo), tecnológica (drogas, cirugía) y la interpersonal, que depende del contexto y de las interacciones personales que conducen a una mejoría del padecimiento pero no en la enfermedad.
Belief, contiene un largo capítulo sobre la creencia en remedios de los que no hay evidencia de efectividad o que han resultado ser ineficaces. Abarca la medicina tradicional china, el gi gong, acupuntura, homeopatía, naturopatía, quiropraxia, aromaterapia, toque terapéutico, reiki, terapia holística del campo del pensamiento y estimulación cráneosacral. Alcock investiga las razones por las cuales la gente elige las medicinas alternativas y por qué rechaza los tratamientos y vacunas basados en la ciencia. Menciona a las creencias en la psicología, incluyendo los recuerdos recuperados, desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR), el síndrome de Münchhasen por poder, y el trastorno afectivo estacional. Concluye: “Dejemos que la investigación científica cuidadosa, y no los testimonios exagerados, sea el fundamento de nuestras creencias sobre lo que es o no es efectivo”.
Ese sería un buen eslogan para el sitio web de la Medicina Basada en la Evidencia.
Somos pensadores mágicos de nacimiento, y el pensamiento mágico es difícil de superar. Alcock hurga en las creencias asociadas con la magia, la religión, la superstición y lo paranormal, analizando cómo éstos reflejan nuestras representaciones acerca de la realidad. Escribe sobre la magia escénica, la magia empática, el pensamiento mágico, el contagio mágico y la persistencia de las supersticiones. En capítulos separados, trata sobre los orígenes, beneficios y daños psicológicos de la religión, las experiencias anómalas y la parapsicología, las experiencias ilusorias, y toda la pila de creencias extrañas, desde las abducciones alienígenas hasta el triángulo de las Bermudas, desde los supuestas voces que se escuchan en grabaciones electrónicas hasta la reencarnación, desde la caminata sobre el fuego hasta los campos de energía, desde la combustión humana espontánea hasta la astrología.
Construyendo un cortafuegos contra el sinsentido
En el capítulo final, Alcock nos muestra cómo todos podemos progresar respecto del pensamiento crítico. Nos da estas ocho reglas:
- Recuerde que todos podemos ser engañados.
- Sea cauteloso con tus intuiciones.
- Sea cauteloso con el Error Fundamental de Atribución: atribuir el comportamiento de la gente a su carácter e intenciones pasando por alto la naturaleza de la situación.
- Sea cauteloso con la validación de la experiencia personal.
- No confíe en una sola fuente de información.
- No sobre-interprete las correlaciones.
- Pregunte “¿Comparado con qué?” Un vino fue rechazado porque se encontró que contenía dos millones de partículas de asbestos por litro, pero la concentración de las partículas de asbestos en el suministro de agua urbana era más alto.
- Frente a evidencias inadecuadas, suspenda el juicio antes de llegar a alguna conclusión.
Finalmente, nos recuerda que el pensamiento crítico significa que deberíamos estar preparados para discrepar con nosotros mismos, lo cual nunca es fácil.
Un gran libro
Belief: What It Means to Believe and Why Our Convictions Are So Compelling, abarca una enorme variedad de temas. Está escrito en un estilo accesible y atractivo para el lego, sin dejar de ser lo suficientemente riguroso para satisfacer a los profesionales. Creo que todos nos beneficiaríamos leyéndolo. Es equivalente a un curso de psicología y un útil manual para el cerebro; explica cómo funciona nuestra mente, cómo llegamos a creer en lo que hacemos, y por qué es difícil cambiar esas creencias. Explica nuestros sesgos y errores y cómo el pensamiento crítico puede ayudarnos a distinguir las creencias verdaderas de las falsas. Combina el conocimiento científico más reciente con el mejor pensamiento incisivo. Provee un insight sobre muchos de los problemas que enfrenta nuestra sociedad. Y es una entretenida enciclopedia de creencias falsas y extrañas.
El libro está ilustrado con muchos ejemplos fascinantes y anécdotas. Mi favorita fue la del piano rectal. Un paciente de Alcock tenía el delirio de que había un pequeño piano en su recto, y estaba obsesionado con el deseo de tocarlo. ¡Quería quitarse los dedos quirúrgicamente para eliminar la tentación! Alcock le preguntó si había pensado en que le saquen el piano; pensó que era una gran idea y le preguntó a Alcock si él le haría la cirugía.
No puedo elogiar suficientemente este libro. Lo puede consultar en su biblioteca pública gratuitamente, o comprar la edición Kindle por solo u$s 11,99. ¡Léalo! Lo va a educar y entretener, y usted comenzará a cuestionar algunas de sus creencias, cosa que tal vez no habría hecho antes. Nuestra sociedad sería un lugar mejor si cada uno leyera este libro y asimilar sus lecciones.
Traducido por Alejandro Borgo. Según lo visto en Skeptical Inquirer.